Monumento al Cangrejo

Imprimir

Ratio: 5 / 5

Inicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activado
 
Valoración:
( 1 Rating )

12

Monumento al Cangrejo (terrestre)

Escultura creada por Alberto Muñiz Morales que representa un enorme cangrejo. Símbolo de la ciudad Cárdenas, en Matanzas, por la abundancia de estos animales en la zona.

 Historia

Los cangrejos deben haber saludado a las carabelas de Sebastián de Ocampo cuando, haciendo el bojeo a la Isla de Cuba por órdenes del adelantado Diego Velázquez, entró y acotó la bahía de Siguapa o Siguagua (Bahía de Cárdenas). También deben haber interpuesto su lucha contra los primeros leñadores que extraían las maderas de la zona, así como aquellos que montaron los varaderos para la reparación de sus embarcaciones.

Desde su fundación, producto de la recuperación de las marismas y manglares, los primeros barrios de la ciudad de Cárdenas siempre han tenido la invasión de cangrejos en sus patios y calles. Es quizás la venganza de la naturaleza por el uso humano del hábitat de los crustáceos autóctonos. Durante más de 180 años la lucha de la supervivencia de los crustáceos ha sido contra las calderas de las cocinas, las ruedas de las carretas, coches y carretones (las de los automóviles hoy en día), hasta que se decidió usarlo como un símbolo más de la ciudad.

 

Presencia en la colonia

De las primeras incidencias en la fundación de la ciudad de San Juan de Dios y Cárdenas el 8 de marzo de 1828, relacionadas con los cangrejos no hay muchos datos, salvo un bando de multa de 1848, recogido por Carlos Hellberg en su “Historia Estadística de Cárdenas – 1893”.

El incesto bando fue emitido por el teniente gobernador, Don Francisco Javier Quintayros, por el cual se debía pagar una multa de cinco pesos por cada cangrejo muerto que se hallara en las calles. Y pronto hubo de suspenderlo por conocer su error, pues castigaba inocentemente multando a varios vecinos a los que, por casualidad, se les moría en las cercanías de su casa uno de esos animalitos.

Ciertamente el bando había sido justificado por la pestilencia debida a la inmensa cantidad de cangrejos que infestaba la población, cuyo olor inundaba la atmósfera local. Por aquel entonces, la presencia de los cangrejos en la ciudad era considerada una plaga. Durante los primeros días del chusco bando, la población se eximió de matar los cangrejos, pero con eso no se disminuía la mortandad y la consecuente pestilencia de los cangrejos.

Suspendido el bando, el pueblo se entregó con un verdadero frenesí a las matanzas de cangrejos y en el primer día de la suspensión hubo que recoger dos carretones llenos con los cangrejos muertos. Estos fueron quemados en las cercanías del cementerio de aquel momento (supuestamente el primero de la ciudad). Esta quema fue considera una fiesta para todos los vecinos, por cuanto de las llamas que se desprendía de esta combustión, salieron una multitud de colores con los estallidos de los cangrejos que reventaban. Estos fueron fuegos artificiales de un nuevo género, que los pobladores presenciaron junto con el aliciente de la suspensión del bando equivocadamente dictado.

Seudo república y actualidad

Si bien es indiscutible que los enchilados vinieron con los conquistadores, en el caso específico de los cangrejos se han utilizado en referencias novelísticas. Este es el caso de la novela de corte histórico Doña Guiomar del Mar, de Emilio Bacardí Moreau, editada en Barcelona en 1912. Sin embargo, aunque hay varias recetas culinarias con este animalito (según la especie), los cardenense prefieren decir que no hay ningún otro tipo de enchilado como el de ellos.

Según consta en las notas del periodista y costumbrista de la ciudad, ya fallecido, Roberto Bueno Castan (Pregoneros Cardenenses, inédito), otros tipos de cangrejos (mas bien el violinista de costa) eran ofrecidos en lejanas épocas con un pregón donde se cambiaban dichos cangrejitos por botones para las ropas.

En la actualidad se mantiene la caza, venta y consumo del cangrejo, con sus diferencias entre el de manglar y el del palmar. Comida de bobos dicen algunos, muy sabrosa con el buen acompañamiento de los “lager”, por el criterio de otros. Y, según los de más edad, sólo se puede comer en los meses que no tienen ¨bre¨ como sílaba final, (marzo, mayo, junio, julio, agosto), pues en los otros no tienen carne.

Construcción

La idea

Aún entre los años 89 y 90 del pasado siglo XX, se esparció el deseo de identificar la ciudad con sus símbolos, por lo que se manejaron y se decidieron por tres: la bicicleta, el coche y el cangrejo. Rigoberto Segura, por entonces Primer Secretario del CM – PCC, contactó a Alberto Muñiz Morales para asumiera la tarea de hacer y colocar inicialmente la escultura del cangrejo a la entrada de la ciudad, por la zona del reparto 13 de Marzo, por la carretera a Máximo Gómez. La idea había surgido por la vinculación histórica de la ciudad con dicho animal.

El proyecto

Según testimonio del propio Alberto Muñiz Morales, como primer paso para el proyecto, localizó tres cangrejos aproximadamente del mismo tamaño. El primero lo disecó para utilizarlo como maqueta de la obra, por la posición adoptada, en la cual tuvo en cuenta la colocación de las patas y las muelas. Pensó que quedaría más artístico y elegante que la muela mayor estuviera completamente en el aire, en actitud de defensa, pero finalmente decidió colocar la muela en tierra previendo los vientos huracanados a los que en el futuro se enfrentaría la escultura.

El segundo cangrejo disecado fue desarmado en todas sus partes óseas. En total este artrópodo está compuesto por 49 piezas, de las cuales solamente hay simetría en dos de la boca, los ojos y las patas alternas.

El tercer cangrejo quedó vivo y estuvo seis meses en casa de Alberto, para observar sus movimientos. Esta fue la etapa en la que el artista comenzó a elaborar los dibujos de cada pieza, de las cuales realizaba una vista de planta y de la sección.

Una vez terminados los planos, pasó al estudio de la forma. El escultor determinó realizar la escultura haciéndola de ferro cemento, para lo cual tendría que establecer la escala, o sea, cuántas veces mayor serían las partes óseas del cangrejo, las que tendría que hacer de hierro y después unirlas. Pero, a pesar de estar ya para ese entonces convencido de que sería capaz de realizar la escultura, no sabía por dónde comenzar a fabricar lo que se llama el carapacho. A esta pieza le dedicó casi tres meses de trabajo mental, pensando que en ella estaba la clave de toda la obra, pues esta parte es la que sustenta la cabeza y las patas salen a sustentar el cuerpo completo, por lo que un error en la construcción de estas, sería el fracaso de la obra.

Hay que tener en cuenta que el cangrejo tiene ocho patas, terminadas en pezuñas, y que la punta de cada pezuña ocupa un área muy pequeña, pero en esos puntos están las resultantes de fuerzas que salen del carapacho. Alberto Muñiz se dio cuenta de que el cangrejo es un invertebrado que tiene la conformación de su esqueleto externo adoptado por la naturaleza a un formato interno inviolable. Fue entonces que observó, que en la parte superior del carapacho, que queda en el interior del cangrejo, hay dos puntos óseos que son la terminación de la sustentación simétrica de las patas del cangrejo y que la estructura de acero tendría que ser igual, aunque esto después quedara en el interior de la escultura y se perdiera a la vista del espectador.

La construcción

Una vez terminados estos primeros cálculos arquitectónicos, el artista pensó hacerlos de manera que, colocado en la carretera, los carros cruzaran por debajo de la escultura, pero nunca había realizado una escultura de este tipo, por lo que decidió plantear la propuesta de la construcción de una escala 1:30, o sea, 30 veces mayor que la maqueta, teniendo en cuenta que la cabeza del cangrejo que utilizaba con este fin medía 10 cm., por lo que calculó la cabeza de la escultura con una medida de 3 metros de ancho.

El cangrejo se construyó en tres partes: cabeza y carapacho, muela mayor y muela menor. Primero se construyó el carapacho, después la cabeza, las patas, después la muela mayor y por último la menor. En su construcción participaron obreros del departamento de mantenimiento de la lavandería INTUR y el Astillero de Cárdenas.

Ubicación

Se decidió finalmente colocar la escultura a la entrada de la ciudad de Cárdenas, por la carretera de Varadero, sobre una loma diseñada en forma de U para que la escultura no pudiera ser alcanzada por ninguna persona que se parara de pie frente a ella. Igualmente se desechó la idea de colocarlo de frente a la carretera que da la entrada a Cárdenas, para evitar accidentes automovilísticos, y se ubicó unos metros a la derecha y paralelo a la vía.

Al amanecer del día 3 de mayo de 1990, se empataron las tres partes del cangrejo, quedando en su posición actual. El cangrejo que había quedado vivo, de los tres utilizados por el escultor, y que estuvo los 14 meses que duró la construcción de la obra junto a sus creadores, se encuentra expuesto en el Museo Municipal de Cárdenas Oscar María de Rojas. Esa misma mañana llegaron los cardenenses al lugar del emplazamiento para agradecer al escultor por la creación de ese estandarte del municipio.

 

(Tomado de Ecured)